hoy:
es maravilloso volver. de cualquier forma. la gente se sorprende cuando uno vuelve. nada ha cambiado o todo, las medias tintas existen pero somos amantes del riesgo, el peligro y la exageración... todo se redumbó. o sea que no permitimos que pase (así nomás), soy un exagerado por deporte, pero lo malo es que ese deporte no quema ni una caloría.
ayer:
me fascina existir, exigir, revolver. el cambio me es ajeno, puedo adaptarme a pequeños papeles que cumplo poco a poco porque lo pide el medio (uno que otro) y cuando uno rompe el equilibrio con el ecosistema todo puede ser catastrófico y mortal, aunque la catástrofe y la muerte no tengan nada de malo (necesariamente o siempre). quizá a lo que voy (y es que nunca supe ni sé, pero hoy siento que puedo, sí señor) es a algún lado pues.
hoy:
los chistes malos no existen, es cuestión de miras y perspectiva. hace poco (o quizá mucho), tenía la graciosa idea de que mi cerebro estaba muerto sólo y justamente en la parte correspondiente al sentido del humor, me explicaba a mí mismo que ante esa pérdida me había forjado a la fuerza una especie de sinsentido del humor o también humor de loco o mejor flkj ashdfowehoahf, pero no hallé cómo traducir eso al mandarín, y preferí dejarlo. la cosa es que después de convencerme de tan absurda teoría acudí al especialista (especioaolista, religioso él). miles de estudios cerebrales, tomografía incluída, masaje sin final feliz y paleta al final de la consulta; mi cerebro estaba intacto.
(mensaje de nuestros patrocinadores:
a usted le surra la hipermodernidad y es un posmoderno frustrado
lo que quiere escuchar son historias de éxito, muévase por el mundo del blog, ándele)
ayer:
llegar, dejarse, irse, todo en la distancia, se corrompe-se pierde, se desdice. alguno de ustedes ha probado la vida y la dejado, estoy seguro, pero hacia dónde se hace a un lado y cómo.
hoy:
en aquel entonces (cuando creía que padecía del sinsentidoalguno bufonezco patriótico con manchas cafés) me sentía especial, único, genial, párvulo, ecléctico, kaufmaniano, perpetuo y un montón de cosas que no cuajaban entre sí pero que se sentían re bonito en el pellejo y que hacía que uno mirara atrás sin convertirse en sal. el médico me hizo buscar otras explicaciones. nada está determinado desde dentro aunque los genes y la manga del muerto hagan que todos en mi familia seamos iguales y unos y otros se ríen y yo estoy tan de buen humor que la noche no es tan fría y me dan ganas de estar con alguien tan querido(a) que soltarla de la mano sea imposible (alguien que me consiga una abuelita buena onda por el amor de dios) sigo buscando explicaciones, sigo encontrando una que otra, desecho un par de ideas a la semana, al final me encuentro, sin querer, con lo que he forjado. parece que no es tan maravilloso ni tan grande, ni tan hermoso como lo había planeado, pero al final es lo único que tengo. la pregunta obligada es ¿me duelen o no me duelen los testículos? y la otra: ¿realmente ésta es una pregunta obligada?
ayer:
antes, los lunes eran un poco distintos, uno quería vivir o perderse o preguntarle a alguien como ha sido aquello de perderse sin perderse nada. repetimos.
hoy:
la rutina contra el cambio inesperado, lo incierto contra la seguridad inexistente (con doble u) pero casi tangible del confort (o comonfort), las plazas vacías, los cafés, el dinero gastado, los amigos de los amigos.
hoy:
si al perro le gusta bailar, bailará con dinero y sin dinero.
hoy:
carajo, no hay perro que valga.
ayer:
la musa no ha llegado, la buscamos, la cuestionamos tanto cuando la hemos encontrado, acudimos de nuevo al médico, resulta que la musa es cosa de vitaminas y minerales, a comer cereales. el médico dice que los chocokrispis y las zucaritas no son cereales ni tienen forticrecicalciozinc ni riboflobina c y que los europeos y los niños fresas están sanos y grandotes por que comen huevo de tortuga y les dan amor.
hoy:
siento que mi inteligencia se ve mermada cada día más, a veces me gustaría creer que soy un triste, así todo sería más fácil, pero ni quiero ni puedo beber, ni disfruto las resacas, las migrañas, ni el amor en las banquetas. mi cerebro falla, pero ¿adaptarse o matar?
ayer:
sonaba casi lejana la rocola, todos bailaban, fingíamos (con jota) que estábamos en onda, que las rolas nos vibraban, cuando nos despedimos, cada quien se puso los audífonos y en mi cabeza se rompieron todos los lazos que pudo haber habido.
hoy:
disonancias y destiempos son cosas del pasado (y del futuro)
ayer:
no supe cómo (con ese) pero me perdí en un sueño.